sábado, 24 de septiembre de 2011

Doce y cuarenta y tres de la madrugada.

Pienso en ti. Tu ridícula facilidad para deslizarte entre mis pensamientos ha vuelto a aparecer. Y de nuevo, no sé lo que quiero, no se lo que quise.

Maldita contradicción la mía. Malditas ansias de saber que es lo correcto.