Sé que en muchas ocasiones no he sido buena hija, mi caracter me puede y lo pago con quien menos se lo merece. Pero a pesar de ello, a pesar de mis gritos, sabes que te quiero. Que eres lo más grande que puedo tener. Gracias por tus consejos, por tu empujón cuando me detengo en seco, por tu sensatez, por tu contagiosa locura, por mostrarme el lado positivo de cada caída...
Siempre has sido mi ejemplo a seguir, aunque nunca te lo haya dicho. Ojalá pueda algún día llegar a ser como tú. Siempre he admirado la forma en la que ayudas a los demás, tienes abierto los brazos para todos sin pedir nada a cambio. Admiro la fuerza con la que sacas una sonrisa cuando estás mal, siempre sacando el lado positivo. Siempre me lo has dado todo, siempre has sabido tener las palabras justas en el momento indicado. No cambiaría nada de ti. Eres la madre perfecta. La madre que todos quisieran tener. Una madre que antepone mi felicidad a la suya, que me dice 'para y piensa', la única que me sabe tratar... me podría pasar horas y horas agradeciéndote todo lo que me has dado en esta vida, y lo que sé que me darás. Porque si fuera por ti me darías todo lo que pidiera, porque sé que quieres que sea feliz. Pero, ¿Sabes? Lo soy. No sabes cuanto, soy feliz cada vez que te veo sonreír.
Porque mi sonrisa es el reflejo de la tuya.
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