domingo, 16 de septiembre de 2012

Summer love

¿A que sabe un amor de verano? A sal, a sol de atardecer, al sonido de aquella canción junto a la orilla del mar, a ese beso robado, o a esas conversaciones que se alargan al mismo tiempo que las agujas del reloj deciden aumentar su velocidad.

Un amor de verano es fresco, mágico, intenso, rápido, sin sentido. Es justo lo que necesitas cuando las noches son más largas que el resto del año. Es la sonrisa que aparece por casualidad al otro lado de la pista. El mensaje en la madrugada que te hace escapar a hurtadillas de casa, el que te hace regresar al amanecer creando cualquier excusa que suene creíble, pero que es tan ridícula como tu sonrisa al llegar al portal de casa. Son las mariposas, la adrenalina, el vivir todo al momento.

Cuando el verano pasa, cuando los días se hacen más cortos, y el frio llega a través de tu ventana. De repente, suena esa canción que te recordaba a él. Y te traslada a aquellas noches, a aquella noche en la que saliste con la sensación de ser libre, joven, feliz. Te traslada al momento en el que vas andando entre la multitud, al son de una canción la cual no recuerdas y sintiendo en tus pies la arena mezclada con la humedad de la noche. Ese casual momento en el que vuestras miradas se cruzan. Sonríes, y de ahí en adelante todo es improvisado. Un mensaje, una canción, un buenas noches, el sonido de una moto en el silencio de la noche, el beso que siempre sabe a despedida, a querer más.

¿El final? Sabes que va a llegar, como sabes que va a llegar septiembre después de las vacaciones. Pero decides no pensar en él. Ocurre exactamente lo mismo. Lo aceptas. Y te alegras de haber vivido aquellos días y noches, sonríes al recordar una mirada, un beso o una palabra. Es así, es la magia del verano. Que te trae historias que no pensabas vivir, demostrándote que en el lugar más inesperado, en el momento quizá menos indicado, aparece. Y te volverás a ilusionar porque es inevitable hacerlo, porque la vida se basa en eso. En vivir lo que quieres y cuando quieres, siendo tu mismo. No se trata de esperar al destino, porque el destino es lo que pasa frente a tus ojos. No llega, ya está. Tu eres el que tienes que actuar.

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