domingo, 16 de septiembre de 2012


"Hemos dado un paso, un paso hacia otra puerta que se acaba de abrir. Y... no sé si estoy preparada.

 No se si me acostumbraré a no verte la cara de dormida cada mañana, o si dejaré de echar de menos compartir el sofá cada noche. No sé como se afronta esta situación. No sé que nos va a deparar esta nueva etapa. Pero... te voy a echar de menos. No sabes cuanto mi niña. Supongo que algún día me acostumbraré a no poder ir a tu cuarto a contarte cualquier chorrada, o a cantar juntas en la mesa y que papá nos diga ' en la mesa no se canta' y que las dos nos miremos y nos riamos. Echaré de menos los desayunos de los domingos en familia. Incluso las peleas por cualquier tontería en las que acabamos riéndonos porque no soportamos estar sin hablarnos.

Tener una hermana es lo mejor que me ha pasado, que digo, tenerte a ti en esta familia es lo mejor que me pudo pasar. Espero acostumbrarme a tu ausencia en estas cuatro paredes, sé que eres feliz y que has dado el paso que todos en algún momento tenemos que dar".

Cosas que escribe una en un momento determinado y que cuando las lee se emociona, porque ese día llegó. Los 'te echaré de menos' se han convertido en ' te echo de menos'. Pero ¿sabes? Te veo feliz, y tan solo eso me sirve para saber que todo está bien, que has tomado el camino indicado.

Justo cuando escribí el discurso pensé: qué ironía escribir un discurso dedicado al amor cuando solo vivo desilusiones. Supongo que veros a vosotros, una historia con un final feliz, me hizo creer más en él. No importa cuanto tarde, no importa todas las desilusiones, o todas las veces que tengas que reconstruir tu corazón. Cuando llega es como una descarga eléctrica que renueva tu estómago de todas esas mariposas que se marchitaron años atrás. Como si todas las historias anteriores tuvieron ese final precisamente para que llegaras a este lugar.

Y de todo esto, de vuestra felicidad, de vuestras lágrimas, de vuestro amor, he aprendido mucho. Así como de vuestras palabras y consejos, porque no hay más sabias palabras que ' ser uno mismo'. No hay más sabia decisión que dejarse llevar. Si, dejarse llevar. Sin pensar. Parece que este año ha sido el año de las demostraciones, y que todo ha tenido algún sentido. Todo ha pasado por algo, desde aquel febrero hasta este septiembre.

Gracias a todos, al que me enseñó a ser yo misma sin temor al que piensan sin temor al fracaso, el mismo que me enseñó a superar mis miedos. Gracias al que me demostró que las palabras y las acciones tienen que ir de la mano, al que me llevó a volar más allá del suelo. Tambien gracias a ti, por demostrarme que el verano puede tener otro color, el de tu sonrisa. A demostrarme que los amores de veranos son tan fugaces como el mismo verano, pero después cuando lo recuerdas viene esa sensación de haber sido el mejor de tu vida, viene el sabor a 'he hecho todo lo que quería' y el aroma a sal y arena mojada. Gracias a la pareja perfecta, a todos, porque poco a poco voy comprendiendo que esto del amor no es tan complicado. Es como una enorme escalera de caracol, vas subiendo peldaño a peldaño, medio a ciegas, sin saber donde se encontrará el final... pero cuando llega... cuando llega... (Y ahí está la magia, es una historia con final alternativo...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario