miércoles, 14 de diciembre de 2011

Dicen que siempre sueñas con lo último que piensas. Y esta noche me ha pasado.

Ha sido un sueño precioso, tan precioso como raro. Y tan raro como inalcanzable. Pero al fin y al cabo así son los sueños. Una manera de alcanzar lo que deseas. Esa es la magia de soñar. Ser participe de un ' me gustaría'. Vivir en primer persona situaciones imaginarias, deseadas, o imposibles.

Y así es, he soñado con un imposible. Y era tan... real. Eramos tan reales. Es como si lo estuviera viviendo ahora mismo. Y se me dibuja esa media-sonrisa-tonta-y-ridícula. Que al despertar es como si ese sueño hubiera renovado toda mi energía. Como si me hubiera mostrado que esto es de verdad. Que mis sueños los tengo al alcance de mi mano. Solo hace falta pensar en ellos para atraerlos.

 Y es entonces cuando te sentirás la persona más afortunada del mundo, no porque cierta persona se haya acordado de ti al acostarse, o porque tú pantalla del móvil se haya iluminado con un mensaje que de título llevaba su nombre. Sino porque eso ha servido para que sueñes con él. Y te sientes tan estúpidamente feliz que no te importa haber dormido tres horas por haber pensado en esa persona, porque has conseguido sentirla. A pesar de esos 668 km que os separan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario