sábado, 10 de diciembre de 2011

Prométeme la estabilidad.

Y hoy es uno de esos días en los que te comes el mundo por mi. Odio tu inestabilidad. Tu incapacidad para prometerme que estarás aquí siempre. Odio que mañana hables de otras como si yo no significara nada, como si yo fuera un cero más a la izquierda. Odio dedicarte cada entrada de este maldito blog, teniendo la sensación de que alguien lo lee y me comprende.

Y es que si.. si me quisieras de verdad. Si tu corazón latiera al son de mi voz. Si tus pies dependen de mis pasos. Si el aire se hace denso sin mi presencia. Entonces todo sería diferente. Tu no podrías estar sin mi, y encontrarías la manera de escaparnos. Vendrías junto a mi. Me cogerías de la mano y mandaríamos el mundo a la mierda. Y nosotros despegaríamos... volaríamos, más y más alto. Cansados de tanto planear. 

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